sábado, 25 de octubre de 2014

Las Maldiciones Antiguas

Muy buenas noches a todos, en esta ocasión les traigo algo nuevo y fresco, lo escribí hoy mismo pero lo soñé hace una semana exactamente. Este relato nos habla de lo impredecible que se puede tornar la vida, en que muchas veces el destino no nos toma en cuenta para los giros que se van a aparecer en nuestro camino y que como dice el dicho, "mas sabe el diablo por viejo que por diablo". Espero lo disfruten tanto como yo al hacerlo, sin más, los dejo con esto que se titula "La Transformación".

La Transformación

El joven Dante tenía en ese entonces veinte años recién cumplidos, vivía con sus padres y su hermano en un pequeño departamento en un enorme complejo habitacional dedicado a repoblar la zona árida de aquella ciudad tan alejada de las imponentes urbes céntricas, era una región rural y pobre pero al menos ahí tenían un hogar. Así como Dante y su familia había varios cientos de personas que recibieron facilidades económicas para poder comprar un departamento en esa zona y viéndola bien y de cerca no era un lugar tan horrible, con el tiempo los alrededores crecerían, habría centros comerciales, cines, todo lo que una población en crecimiento necesitaría, pero de momento era un lugar solo, muy frio de noche y un hervidero de día,  aunque eso a Dante no le importaba por fin habían dejado atrás el hacinamiento, ahora solo compartía el cuarto con su hermano menor, no era como en  casa de su abuela donde dormían ocho personas en un mismo cuarto y eso que era el cuarto más despejado. Ese lugar era su nuevo hogar, donde tendría un nuevo comienzo, el único problema aquí era la escuela, quedaba realmente muy lejos, tendría que madrugar a diario para llegar rayando a la universidad pero era un riesgo mínimo y que afrontaría con todo gusto con tal de tener un espacio en paz esperándolo todos los días.

La zona árida era un lugar antiguo que se había visto despoblado mucho tiempo atrás, a pesar de que nadie reclamaba esas tierras y de que prácticamente era terreno gratuito, un grupo de indígenas se oponía a la construcción en esa región por que clamaban que esa tierra pertenecía a dioses antiguos y que cualquiera que se asentara en esa región quedaría maldito, naturalmente nadie hizo caso a esos reclamos y la construcción se hizo y se sigue haciendo ya que no es el único complejo habitacional que se tenía en mente. Naturalmente los indígenas dieron su advertencia y se fueron, ya que obviamente ya sabían que nadie les haría caso, pero aun así quisieron detener lo que se avecinaba, lamentablemente nadie nunca cree en esas cosas y menos cuando la gente solo busca enriquecerse o en este caso un hogar propio sin restricciones.

Dante ya se estaba acostumbrando a su ruta, era francamente muy sencilla, tenía que tomar un camión que lo dejara en la ciudad y de ahí tomar otro camión que lo adentrara en la ciudad, el problema es que cada camión hacia cuarenta minutos de recorrido, por lo que eran un total de casi cuatro horas diarias que gastaba en el transporte público, pero Dante era feliz, por fin podía hacer su tarea en su propio cuarto y ocupar su vieja computadora sin tener que esperar su turno, lo único malo de aquel lugar eran los mosquitos que parecían ser inmortales e inagotables, por más que usara repelente o utilizara productos insecticidas estos no disminuían en incluso parecía que incrementaba el número, lo más raro es que solo a él parecían picarlo ya que su hermano no tenía un solo piquete y ninguno de sus papas se había quejado de eso tampoco. Todo siguió normal hasta que un día al despertar se percató de que tenía los brazos y más específicamente en la fosa de ambos codos una cantidad irreverente de violentos piquetes del mosco que le generaban una comezón y una ansiedad muy fuertes, la imagen de sus brazos era un poco grotesca, nunca en su vida había visto tal cantidad de piquetes de mosco en una persona y lo más raro es que estaban milimétricamente espaciados de tal manera que no quedaran encimados, de inmediato fue a despertar a su madre para mostrarle lo que le había pasado, su madre consternada observo cuidadosamente sus piquetes y quedo consternada por la estética de los mismos, realmente no parecían ser de mosco se veían mucho más grandes e irritados al final no busco otras opciones y aplico un remedio casero para controlar el dolor, la comezón y la hinchazón, le puso unas vendas cortas y lo mando a la escuela. Así sin más, Dante se fue a la universidad y el remedio parecía haber funcionado de manera muy agradable, la comezón ya era mínima  pero seguía intrigado por aquella situación de los mosquitos, paso  todo el día en la escuela sin pensar en lo ocurrido y llego a su casa, solo para encontrarse con que su madre preocupada por él y su hermano había conseguido un enorme mosquitero para su ventana, más aparte había comprado gran cantidad de productos para matar mosquitos, matamoscas diversos, insecticidas varios, también un bote de repelente de mosquitos grande, Dante agradeció a su madre y se fue a hacer su tarea, tardo mucho tiempo ya que estaba haciendo una extensa investigación para la clase de bilogía ya que le gustaban mucho los animales desde pequeño, se fue a dormir a altas horas de la noche ya sin ninguna molestia por los piquetes, incluso se le había olvidado lo sucedido y con el mosquitero y demás menjurjes anti-moscos la noche sería muy tranquila.

Al día siguiente despertó y como era de esperarse ya no tuvo piquetes de mosco, había resultado la técnica de su madre, se metió al baño para tomar una ducha, comenzó a quitarse la ropa, la playera de la pijama, los shorts, las calcetas viejas y por último se quitó el vendaje de los brazos solo para encontrarse con la mórbida evolución de sus heridas, parte del vendaje se había quedado pegado en su fosa del codo, los piquetes habían desaparecido y de algunos puntos específicos en donde antes estaban los piquetes la piel estaba levantada de tal manera que se alzaban unas púas largas, gruesas, como alfileres largos y negruzcos que sobresalían y parecían provenir de las profundidades de su carne o de los músculos en sí. Dante quiso volver a avisarle a su madre pero recordó que ambos padres  se habían ido a realizar un trabajo importante a la ciudad y que no volverían sino hasta dentro de dos días y se habían llevado con ellos a su hermano pequeño. Desesperado, trato de extirparse aquellos miembros que salían de su piel, pero los intentos eran muy dolorosos ya que cada que tiraba de aquellas agujas las podía sentir, era una sensación horrible e inexplicable pero era como si los finos alfileres fueran parte de su cuerpo, finalmente con todo el dolor del mundo y con los brazos ensangrentados y despellejados  no dejo rastro alguno de las agujas en sus brazos, se desinfecto y se volvió a vendar los brazos, estaba a punto de irse cuando sintió una ligera comezón en las piernas en la parte de arriba de la pantorrilla, se quitó los pantalones de un golpe y noto que tenía una brutalidad de piquetes de mosco en ambas piernas, pero aquello era imposible, el mosquitero y los menjurjes debieron hacer efecto, pero no, tenía horribles piquetes en las piernas y había sufrido de una especie de metamorfosis en los brazos, se hizo lo mismo que su madre le había puesto en los brazos y se fue aterrorizado a la escuela. En todo el día no quiso hablar con nadie, estaba muy preocupado por lo que había pasado y no podía dejar de pensar en llegar a su casa a observar como salían agujas de sus piernas, la idea lo estaba matando, así que decidió irse a su casa temprano. Al llegar a su hogar, abrió la puerta y al hacer esto un brutal cumulo de insectos provenientes de su casa se a alanzaron sobre el picándolo preferentemente en la frente, eran imposibles de quitar, tuvo que entrar corriendo a rosearse con insecticida y aun así fue muy trabajoso quitarse a los bichos de encima, que habían causado gran daño a la sien izquierda de Dante, cansado y asustado por semejante situación Dante fue a verse al espejo solo para comprobar que su frente del lado izquierdo estaba peor de lo que esperaba, se puso el remedio de su madre en la frente, se puso un enorme curita y procedió a limpiar los moscos muertos del suelo, que desde luego  no parecían moscos normales, eran gigantescos, muy negros, ¿Eran mutantes tal ves?

Fueran lo que fueran los recolecto y tiro a la basura, para de inmediato proceder a revisar su pantorrilla en busca de algo diferente, afortunadamente esta vez no encontró agujas ni en sus brazos ni piernas, así que procedió a dormir una siesta, al despertar iría a ver al doctor para tener una opinión profesional de lo que le paso en los brazos, pero por ahora dormiría había sido una mañana muy ajetreada.

Despertó en medio de la noche por un dolor mortífero en la frente, asustado y esperando ver algo horrible en su piel fue al espejo del baño y se vio a sí mismo, se quitó el vendaje de la frente y vio con horror que tenía un enorme agujero en la frente, un agujero profundo y terrible, se acercó más para verlo más de cerca y se dio cuenta que le salían enormes agujas de dentro, y lo peor era que las podía mover, se arrancó la ropa como un loco solo para revisar que sus brazos estaban repletos de agujas negras, y su piel desgarrada y levantada se caía por doquier, observo sus piernas y vio que estaban completamente negras y recubiertas por un material baboso, era un hecho, Dante se estaba convirtiendo en una abominación.
Trato de correr hacia la puerta, iría a ver al cabrón  doctor a como diera lugar, pero no podía caminar adecuadamente, sus articulaciones ya no eran las misma, sus rodillas estaban muy rígidas, era sorprendente la velocidad de la transformación, haca apenas unas horas era normal y ahora tenía más el look de una horrible cucaracha gigante, se vio de nuevo en el espejo y se dio cuenta de que dé la espalda le salían pequeñas fibras negras muy parecidas a los vestigios primigenios de unas precarias alas y sintió un dolor infame tan fuerte que se desmayó por completo y nunca volvió a saber nada de sí mismo.


Dos días después, al medio día llego la familia de Dante, abrieron la puerta, un aire cálido y apestoso salió del pequeño departamento, encendieron la luz y comprobaron que algo horrible había pasado en ese lugar, todo estaba tirado y desordenado, los muebles volcados y llenos de baba, las paredes manchadas de líquido negro y café, fueron corriendo al cuarto de Dante, al abrir una bocanada de insectos salió del cuarto y salieron rápidamente por la aún abierta puerta de entrada, no había rastro del joven en el cuarto, buscaron en el cuarto de los padres y no vieron nada, de pronto en cuarto de Dante se escuchó un ruido terrible, el aleteo de un animal gigante y acartonado, todos volvieron la vista al cuarto y en el techo camuflado por la oscuridad vieron a un horrible mosco gigantesco, la madre grito como loca y el mosco salió disparado del techo hacia ellos, tomo al pequeño y le clavo su enorme aguijón directo al cuello, el padre anonadado solo pudo observar como su hijo era drenado poco a poco, la enorme criatura salió como un rayo y se perdió en el caluroso cielo de la zona árida.