Una ves mas regreso después de una larga ausencia, cabe destacar que he tenido mucho que hacer últimamente pero finalmente he encontrado un tiempo para seguir haciendo esto y prometo que lo haré mas seguido. En esta ocasión les traigo "Al fondo del Abismo" un relato que llevo un buen rato escribiendo pero que por muchas razones no había podido culminar mas haya de los primeros párrafos y la idea principal, por fin después de varios meses rebuscando en las profundidades de mi mente logre terminarlo. La inspiración vino un día al viajar en el metro camino al trabajo, no se que era pero la peste era tan penetrante que me produjo un buen dolor de cabeza y el olor me acompaño gran parte del día hasta que finalmente logre olvidar la agria escancia de mis fosas nasales. Espero que sea de su agrado y también espero sus comentarios o preguntas al respecto. En fin, los dejo con las profundidades del abismo, a ver que clase de cosas pueden encontrar en el.
Al Fondo del Abismo
En la mañana del 25 de Junio Abel
se dirigía hacia su trabajo, era temprano como a eso de las 7:30 AM, Abel iba
llagando al metro para dirigirse hacia el centro de la ciudad donde se
encontraba su oficina, se situó en el lugar de siempre a esperar el tren,
extrañamente no había mucha gente esa mañana y hacía mucho frío. Un
viento muy fuerte y extremadamente apestoso provenía del túnel, era un olor
agrio, dulce como de carne muy podrida y sanguinolenta, era tan fuerte que
hasta le genero nauseas a Abel pero la gente de su alrededor no parecía
notarlo, no le dio importancia, debía ser el olor del caño o alguna miasma de
ese tipo tan abundante en la ciudad. A los pocos minutos llego por fin el tren
y lo abordaron las pocas personas que ahí se encontraban, Abel subió al tren,
tomo asiento y se colocó sus audífonos para matar tiempo en lo que el tren
llegaba a la estación “Rio Profundo” la más cercana a su oficina, pero nada
cercana a su casa, el recorrido era de una hora aproximadamente y antes de eso
para llegar al metro tenía que tomar un camión que lo dejara en la estación
“Acueducto”, el camión demoraba por lo menos media hora en trasladarlo de su
hogar al metro, esto hacia un total de una hora y media diaria, pero a Abel no
le molestaba, más bien lo veía como una distracción, afortunadamente a esa hora
y en esa ruta no había mucha gente como es el caso de otras rutas que se
atascan de gente, Abel disfrutaba el viaje cuyo único inconveniente era la
distancia, de todos modos Abel iba feliz a su trabajo, lo único que lo molestaba
era el olor apestoso que no se iba e incluso se hacía cada vez más fuerte.
Antes de llegar a la estación “Río Profundo” y después
de la estación “Cerro viejo” el tren se detuvo intempestivamente,
afortunadamente no había nadie parado si no muy posiblemente hubiera caído por
la tremenda sacudida del tren, Abel comprobó que todo estuviera en orden, la
gente estaba bien aunque asustados por lo ocurrido, era inexplicable un
enfrenon de esas magnitudes, de pronto el chofer hablo y su voz sonó en los altavoces.
-Señores pasajeros, el tránsito de los trenes será
lento, hay obstáculos en las vías, pido apoyo del servicio de mantenimiento.
Abel no se preocupó mucho, solo hacía falta media
estación y posiblemente si no lograban despejar las vías los llevarían a pie
por el túnel, seria ligeramente tardado pero nada de que preocuparse, lo único
que generaba malestar era la terrible y hedionda esencia que llegaba del túnel,
era tan poderosa que de las náuseas Abel paso al mareo y a un ligero dolor de
cabeza, tal vez las lluvias habían afectado el cauce de los ríos subterráneos y
eso generaba tanta peste pero lo seguro era que se hubiera desbordado algún
drenaje y las repercusiones se dieran a notar hasta en el metro, finalmente
todas esa ruta por la que corría el metro eran antiguos ríos convertidos en
aguas negras o canales entubados y fosas de desperdicios, no se parecía en nada
a como se veía esa zona en la época antigua cuando los ríos aún estaban limpios
y la gente o tenía más conciencia o era menos numerosa que hoy en día.
Abel hizo un recuento de las estaciones, salía de
“Acueducto”, “Bosque Húmedo” un
parque recreativo gigante con zoológico y numerosas hectáreas, “San Sebastiano”
nombrada por el fraile liberador de los pobres, “Rio Largo” llevaba ese nombre
por obvias razones, abarcaba desde la casa de Abel hasta ese sitio, pero la
estación se llamaba así porque ahí se encontraba la mayor afluencia del rio y
por qué ahí iban los jóvenes enamorados a dar paseos alrededor del río y daban
también paseos en lancha, este de todos los cauces era el más limpio y mejor
conservado de todos, después seguía la estación “Plaza del Río” una plaza
comercial con un rio entubado debajo de ella, "Campo militar" una
enorme escuela del ejercito abarcaba dos estaciones pero solo la primera
llevaba ese nombre, "Palacio Central" aquí se encontraba la segunda
mitad del campo militar, varias tiendas y fábricas, y el palacio central un
antiguo recinto destinado a ser las oficinas principales del gobierno pero que
actualmente era un museo o destino turístico, "Rio de Oro" otro
acueducto cercano a una zona de pequeñas elevaciones, "Cerro viejo"
era la penúltima estación y era la culminación de la zona de elevaciones y por
ultimo "Rio Profundo" una zona de oficinas con un parque por donde corría
el rio profundo, un lugar muy famoso por ser el río más profundo del mundo
nadie sabía con exactitud su profundidad porque nadie había podido llegar tan
abajo para medirlo.
Mientras Abel realizaba este recuento el tren se puso
en marcha de nuevo, afortunadamente solo tardaron quince minutos en arreglar la
falla y en menos de un minuto Abel y los pasajeros arribaron a la estación
"Rio Profundo", pero la peste no disminuía incluso se hacía más
fuerte tanto así que Abel ya sufría de un ligero dolor de cabeza gracias aquel
hedor putrefacto. Se apuró a salir del metro y fue
directo a su trabajo para comenzar otra jornada de trabajo, al llegar a la
oficina Abel compro su desayuno y un agua para hidratarse durante el día pero
el olor putrefacto no se quitaba y a nadie más parecía molestarle o incomodarle
aquella situación, solo Abel se sentía nauseabundo por ese olor tan penetrante
que se percibía, el olor era menos que en el metro pero aun seguía fuerte y claro
en sus fosas nasales. Abel busco entre sus estantes aquel aromatizante que le
habían regalado en alguna ocasión sin importancia y lo roseo por todos los
recovecos de su oficina logrando así una disminución casi total de la fetidez
de fuera, así empezó aquella jornada, comenzó a revisar los documentos de su
escritorio, hizo algunas llamadas, escribió algunas cuartillas en su
computadora y mando a sus subordinados a entregar ciertos documentos
importantes.
Había llegado la tarde y el olor
no había desaparecido del todo, parecía haber disminuido lo suficiente para no
ser molesto pero seguía ahí en cada ventisca y en cada movimiento se hacía
presente una leve fuga de aquella mórbida esencia. Abel se preparó para ir a
comer con su amigo Blaud como ya era costumbre e incluso rutina, aun así Abel
disfrutaba de ese tiempo para conversar con su colega y tomar un descanso de,
el en ocasiones monótono trabajo de oficina. Salió del edificio dispuesto a
esperar a Blaud pero este ya estaba esperándolo con una amigable sonrisa.
-¿Qué hay Abel?, ¿Qué tal el
trabajo?, yo me la pase muy aburrido el día de hoy, si no fuera por Dana la
secretaria de las nalgas hermosas-rio levemente- la hubiera pasado muy mal
muriéndome de aburrimiento.
-¿Que hay hermano?, me da gusto
que por lo menos tu goces del trabajo matutino, yo por mi parte he tenido
muchas cosas que hacer, tantas que me había pasado por alto las nalgas
grandiosas de tu nueva secretaria.
Ambos rieron mientras se ponían
en marcha al sitio donde iban a comer.
-Y a todo esto, ¿Has sentido
aquella peste?, no he parado de percibirlo desde que me baje del metro por la
mañana, es un olor tan agrio y penetrante que me ha dado un buen dolor de
cabeza.
-Me parece algo raro Abel, no he
sentido nada fuera de lo normal aparte del de por si apestoso aroma del metro
matutino-rio de su chiste- tal vez haya sido un problema de la línea que usas
en específico.
-Para nada, ese olor esta hasta
en la oficina, hace rato fui al baño y parecía provenir de los baños, casi
vomito mientras orinaba de aquella peste tan nauseabunda.
-Estás un poco drogado Abel, no
he sentido la más mínima pestilencia u olor asqueroso en ningún sitio del
edificio y vaya que me tarde un buen rato en el baño y lo único que percibí fue
el olor de mis flatulencias-rieron a carcajadas-.
-Tal vez me preocupo de más, pero tengo la impresión de que soy el único
que puede olerlo o percibirlo del todo.
-Eso sería muy raro, tal vez tienes la mala suerte de haber pisado mierda o
algo así-rieron de nuevo-.
Pero Abel no estaba seguro de tomarse esa situación a modo de broma y dijo:
-Ya hablando en serio Blaud, ¿No sentiste nada fuera de lo común el día de
hoy?
-Pues para ser sincero no he sentido nada raro, ni me he percatado de ese
olor ni de ningún otro a decir verdad, pero me estaré atento lo que queda del
trabajo a ver si logro percibir algo.
-Volvamos pues.
Y así lo hicieron, partieron de nuevo al edificio y en el camino Abel se
dio cuenta de que por lo menos en todo ese rato no se había percibido para nada
el olor desagradable.
Así transcurrió la tarde hasta que fue la hora de salida y Abel no había
sentido el olor de nuevo, es más ya ni lo recordaba siquiera. Llego al metro de
nuevo y tomo el tren que lo llevaría de vuelta a su hogar, los vagones iban
ahora más congestionados que en la mañana pero aun así logro encontrar un lugar
vacío en el que planeaba viajar todo el camino de vuelta pero no contaba con la
infamia de lo que estaba por acontecer.
Abel se quedó ligeramente dormido y estaba teniendo un sueño estresante en
el que se encontraban Blaud, la exuberante secretaria y el mismo corriendo a
través de un largo pasillo al parecer atemorizados por algo o alguien que los
perseguía a gran velocidad, el olor fétido aparecía también como protagonista
en el sueño ya que era tan fuerte y abominable que hacia llorar los ojos,
corrían a gran velocidad dentro del infame pasillo interminable que no parecía
tener final y lo peor es que su acechador parecía ganarles terreno rápidamente,
Abel iba al frente seguido muy de cerca por Blaud, al último, inutilizada para
correr por sus zapatillas de tacón largo iba Dana la secretaria que a pesar de
sus tacones corría como si no hubiera un mañana, de repente de un momento a
otro Dana cae al suelo y es inmediatamente alcanzada por el perseguidor, lo
último que se escuchó de Dana la exuberante secretaria fueron unos terribles
alaridos que denotaban un sufrimiento excesivo, el pasillo entero se inundó del
mórbido sonido, Blaud gritaba enloquecido-¡Dana!, ¡Dana!, ¡Se ha comido a
Dana!-.
En ese momento Abel despertó sobresaltado y
casi gritando solo para darse cuenta que el metro estaba detenido en la
estación “Rio Profundo”, también el vagón estaba vacío, solo se encontraba el
en su asiento, se levantó y de inmediato percibió el fétido aroma intensificado
al máximo, se asomó al pasillo de abordaje pero no había nadie esperando ni
ningún guardia vigilando aquel sitio, eso era muy raro, para empezar Abel no
podía estar en esa estación tomando en cuenta que ahí se había subido junto con
una gran cantidad de gente y en ese momento parecía no haber nadie más en
ningún vagón, saco su celular para revisar la hora y lo que vio lo estremeció
muchísimo, eran nada más y nada menos que las 2:00 de la madrugada, lo cual
explicaría la ausencia de gente, pero de ninguna forma tenía ninguna lógica que
el estuviera ahí siendo que el abordo el tren a más tardar a las 7:30 de la noche,
una idea descabellada era que se hubiera quedado tan profundamente dormido que
el metro hubiera dado un doble viaje con el aun a bordo, pero los policías y la
gente en general te despiertan en la última estación si se percatan que te has
dormido hasta babear, había algo muy raro en todo esto y no podía dilucidar que
era, mientras él se ensimismaba en deducciones el tren se movió bruscamente en
dirección contraria como si se dirigiera al depósito de trenes que se
encontraba más allá de la estación.
Abel pateo fuertemente las puertas muy desesperado y queriendo poder
bajarse del tren, afuera podría ir a un hotel o algo y pasar la noche, pero ahí
dentro sin saber a dónde iría a parar el
miedo lo invadió con fuerza, su única opción era hacerse notar ante el chofer
del tren, así que grito con fuerza e hizo múltiples gestos y señas a las
cámaras de seguridad para hacerse notar ante el chofer pero ceso de inmediato
al darse cuenta de que el tren en lugar de ir en línea recta giro violentamente
a la derecha y descendía por un túnel a una velocidad más que trepidante, la
expresión de Abel era digna de fotografía, su rostro se llenó de desesperación
ya que era evidente que aquel tren había tomado un cabron atajo, el problema es
que él no tenía la menor idea de a donde se dirigían o de por qué él iba
montado en ese tren a esa hora tan oscura de la noche.
El tren ya llevaba varios minutos circulando ininterrumpidamente, Abel solo
podía esperar horrorizado a que se detuviera aquel mórbido paseo subterráneo,
el hedor se intensificaba más y más hasta el punto de generar mareo pero en ese
momento Abel solo pensaba en su precaria situación y en cómo solucionarla, pero
no había solución posible, solo quedaba esperar a ver a donde lo llevaba ese
viaje nocturno. En el túnel no se alcanzaba a distinguir nada, solamente los
intermitentes focos poco iluminativos que colgaban a cierta distancia
determinada en el techo del túnel, de pronto las luces del tren se encendieron
y Abel fue testigo de algo que solo pudiera ser posible en la mente del más
acérrimo demente, el túnel tenia paredes de grueso vidrio que conectaban
directamente con las profundidades del Rio Profundo, se lograban observar
algunos peces que brillaban frente a su rostro, aquel tren viajaba en un túnel
por debajo del rio profundo y según la percepción de Abel le parecía que el
tren iba en un rápido y morboso descenso a través de uno de los lugares más
misteriosos de la ciudad.
Finalmente después de lo que a Abel le parecieron horas de descenso sin
interrupciones el tren llego a una especie de estación subterránea totalmente
novedosa, era totalmente blanca y tenía ventanas y el suelo de vidrio, a través
de los vidrios se podían divisar varios peces diferentes, algunos bastante
comunes pero muchos de ellos sumamente peculiares y extravagantes, Abel estaba
anonadado, no podía creer lo que estaba viendo, pensar en algo así sería más
que ridículo, pero estaba ocurriendo y viviéndolo no parecía tan ridículo
después de todo. Mientras Abel observaba su alrededor con sumo interés, unos
pasos se escuchaban provenir del frente del tren, Abel so volvió sobresaltado
solo para comprobar que el individuo que se acercaba era una cara conocida,
Blaud se aproximaba sonriendo con paso lento, vestido con una especie de
uniforme militar pero más sutil, llego
hasta el sitio donde Abel esperaba boquiabierto y lo saludo amablemente.
-¡Abel! Que sorpresa tan agradable, ¿Qué tal estas pasando esta noche?
Abel no cabía en sí mismo, la situación era infame, casi vomitoria.
-¿Qué demonios es este lugar? ¡¿A que estamos jugando pendejo?!
-Tranquilízate amigo, ciertamente no sé qué haces tú aquí en mi turno
nocturno, pero es muy habitual que personas como tu aparezcan aleatoriamente en
este tren cuando se hace este recorrido.
-¿Cómo que tu turno nocturno? Y ¿A qué te refieres con aparecer?
-Veras Abel, yo no soy nada de lo que tú conoces, mi gente y yo nos
infiltramos en varios lugares de la zona como residentes normales, pero nuestra
verdadera intención siempre ha sido este manto acuífero que lleva el nombre del
Rio Grande, en este sitio tenemos instalada la mejor tecnología de punta
especialmente dirigida a la recaudación de información y muestras de las
criaturas marinas que habitan esta agua, no me preguntes quien lo construyo ni
como lo hicieron por que cuando fuimos contratados esta estructura ya estaba
edificada.
Aún recuerdo la primera vez que vine aquí, no podía creer que algo así
pudiera ser real, parece ser que la tecnología que los dueños de la empresa
ocupan va más allá de nuestro entendimiento.
Y con lo de aparecer, no estoy seguro de por qué, pero desde que
encontramos ciertas cosas en el fondo del rio empezaron a ocurrir cosas
extrañas, la gente de la ciudad comenzaba a aparecer y desaparecer al entrar al
metro, también aparecían estructuras gigantescas y suficientemente sólidas que
obstruían el paso de los trenes pero que no duraban mucho tiempo en su lugar,
así como habían llegado desaparecían a los pocos minutos, otro suceso extraño
fue un supuesto hedor extraño que solo muy pocas personas podían percibir y
menos personas aún lo percibían tan cerca o tan intenso que padecían dolores de
cabeza a causa del mismo.
-Pero nada de esto tiene ningún sentido, no te creo absolutamente nada,
todo esto parece como si me hubiera vuelto totalmente loco.
-Abel, no estás loco, todo esto es real, te contare porque estoy aquí en
estos momentos:
Hace como 3 años aproximadamente fui llamado por Dana para trabajar en un
proyecto de investigación, ella era la supervisora de ese proyecto y necesitaba
ayuda con unos aspectos de la información que a pesar de su formación tan
formidable en las ciencias marítimas no pudo interpretar del todo bien, yo la
conocí hace unos años en la universidad y nos hicimos buenos amigos, como era
de esperarse accedí a ayudarle y me lleve una gran sorpresa cuando me entere de
que no era un trabajo común y corriente si no que era una investigación que
contaba con un presupuesto infinito y que ocupaba tecnología tan avanzada que
parecía magia ante nuestros ojos.
Al familiarizarme con aquel ambiente y con el empleo junto a Dana como su
subordinado ya en la mano decidí que necesitaríamos más ayuda de la que yo
podría brindar así que lo hable con Dana y su equipo, necesitábamos
definitivamente más gente con nosotros. Así fue como mande traer a varios
amigos catedráticos de la universidad y así formamos un formidable equipo de
científicos especializados en diversas ramas de la investigación.
Los primeros dos años fueron infructuosos, no logramos encontrar nada fuera
de lo común pero sabíamos de antemano que había algo muy misterioso y
escurridizo dentro de este sitio, nuestros micrófonos ultra-sensibles captaban
sonidos marinos jamás antes reproducidos ante oídos humanos, se escuchaban
ruidos como voces que hablaban entre ellas en una especie de idioma antiguo que
nada tiene que ver con las lenguas de hoy en día. Lanzábamos cámaras y nos
metíamos en submarinos súper potentes para poder aguantar la presión generada
por tantísima profundidad pero no lográbamos hallar nada interesante, de hecho
varios de los científicos desertaron alegando que ese sitio no tenía nada
peculiar y que seguir invirtiendo cantidades catastróficas de dinero en un
lugar así era sumamente infructuoso.
Pero no nos dimos por vencidos, al final solo quedamos 5 y nos mantuvimos
alerta en todo momento hasta que el esfuerzo incesante fue recompensado, en un
movimiento desesperado decidimos bajar a nuestros compañeros en el submarino
toda la distancia posible para ver que encontraban, al principio no había nada
más que oscuridad infame e inagotable, pero después de un largo tiempo
descendiendo lograron llegar al fondo del rio, maldigo el día en que llegamos
hasta aquel sitio tan abrumador, nuestros compañeros grabaron cada momento de
aquel épico descubrimiento,
Al fondo del abismo se encontraba un subsuelo liso totalmente atípico en
los suelos marinos, casi no se notaba nada a los alrededores por la absoluta
obscuridad pero conforme avanzaban nos podíamos percatar poco a poco de que
había piedras gigantescas talladas enterradas en el suelo, tenían dibujos tan
depresores para la vista que de solo recordarlos me dan ganas de gritar de
desesperación, tal vez aquellos dibujos habrían parecido normales afuera en una
galería de arte pero ahí a miles de metros de profundidad era sumamente
sardónico un descubrimiento tan humanizado, en ellos se mostraban diversos
paisajes oscuros tales como: a un individuo alto y de apariencia humana que
aparentemente se alimentaba de otros hombres más pequeños, en otras piedras
aparecía la imagen de lo que parecía ser un insecto gigante que se alimentaba
de animales y lo que parecían ser hombres pequeños, se repetía continuamente la
imagen de múltiples seres horrendos que se alimentaba de personas, pero los
dibujos más infames fueron los que se encontraron en las piedras más altas,
parecían representaciones casi fotográficas de accidentes de la era moderna,
choques de autos, guerras, violencia, asesinatos, hambruna, decadencia en general,
en otra estaba la viva imagen de un dios similar al que nosotros admiramos pero
con un rostro inimaginablemente horrible, era muy similar a una cara humana
pero con detalles que no podría explicar por ser tan abominables que no conozco
palabras para describirlas y en la última estaba dibujado el metro del rio
profundo y en él una gran cantidad de gente que observaba fijamente al túnel,
esperando a que llegara el tren.
Regresamos inmediatamente a nuestros compañeros para que nos narraran que
era lo que había pasado exactamente, desde las cámaras solo podíamos ver pero
no entendíamos que era lo que veíamos, llegamos al acuerdo de que lo que
hubiera hecho aquellos gravados en las piedras no era un ser humano ni era nada
que jamás hubiéramos visto o concebido que existiera ni aun dentro de nuestras
más amargas pesadillas y aquellos grabados eran tan sutiles que parecían
fotografías repartidas en el fondo del rio, decidimos abandonar el proyecto
para siempre, pero la empresa no nos quiso dejar ir, nos exigieron resultados y
se los dimos, tratamos de hacerlos entender pero fue en vano, nos mandaron a
dos científicos directamente elegidos por la empresa que nos obligaron a
guiarlos hasta el mismo lugar para indagar más acerca de aquellas
manifestaciones de vida subacuática pero el final fue desastroso, al llegar al
lugar el submarino fue interceptado por una criatura que con un solo golpe
logro perforar la superficie de acero del aparato, la grabación es tan difusa
que no se alcanza a apreciar bien de que se trata pero parece ser un hombre de
piel grisácea muy alto y delgado, con una cara sumamente inexpresiva, que llega
caminando en el lecho marino y con un movimiento de su mano golpea y perfora el
submarino en una exhibición.
Solo después de eso la empresa desistió de la investigación, nos despidió y
abandono las instalaciones por seguridad de todos.
De eso ha pasado un mes completo y no hay día que no tenga el más profundo
terror de que aquella criatura salga de ahí y me quiera matar por haber sido
testigo de su aparición.
El día de hoy no vengo aquí a trabajar, de hecho vengo a ver a Dana que
vino aquí desde temprano y no ha vuelto ni se ha comunicado.
Desde que le comente que habías percibido el hedor se alteró y quiso venir
a verificar algo, el problema es que no me dijo de que se trataba ni por que
tenía que volver con tanta insistencia, lo cierto es que mi mente esta derruida
y seguirá derrumbándose poco a poco con cada día que pase, ya no tengo nada que
perder, así que entrare para buscarla, el haberte encontrado aquí es solo una
feliz coincidencia, si lo deseas te puedo poner el tren en marcha y que te
lleve de regreso, mis días aquí han finalizado.
-Es mucha información para una sola noche, me quedan muchas dudas de todo
esto y me duele la cabeza, pero supongo que te acompañare en busca de la
secretaria de las nalgas preciosas-rio levemente- ¿No fue así como la llamaste
en la mañana?
-Por supuesto que la llame así, pero no es para nada una secretaria, tenía
que fingir un poco para no ser descubierto ni por ti ni por nadie. Esta
investigación era por sobre todo un absoluto secreto, hasta que todo se salió
de control y fue cada vez más difícil ocultarlo.
Ambos caminaron hacia la puerta principal de aquella fortaleza marina,
Blaud inserto un código especial y la puerta se abrió dejando los bordes de la
puerta en color verde, entraron a un largo pasillo con máquinas raras que
parecían ser submarinos, cámaras, micrófonos, equipo de buceo y un sin fin de
material de investigación que parecía ser nuevo o estar muy bien cuidado, al
llegar al final del pasillo había tres puertas que conducían a los baños, la
sala de investigación y la sala de esparcimiento respectivamente. Blaud explico
a Abel que se usaba la sala de esparcimiento para buscar mediante un robot con
una cámara especies marinas poco convencionales y plantas desconocidas, explico
que en la sala de investigación se realizaban las inmersiones y el análisis de
datos de las mismas.
Blaud fue directamente a la sala de investigación donde daba por seguro que
estaría Dana, pero al entrar no vio a Dana si no algo brutalmente diferente,
toda la sala de control estaba bañada en espesa sangre, la pantalla principal
estaba encendida como si la hubieran estado usando no hace mucho aun cuando la
investigación había sido cancelada desde hace tiempo, Blaud se acercó a
comprobar el estado de las máquinas y en efecto las maquinas habían estado
funcionando desde muy temprano y al ver el historial también se dio cuenta de
que las instalaciones habían sido utilizadas diariamente de manera intensiva
algo andaba muy mal en ese sitio. Blaud regreso la última grabación de las
cámaras y lo que vio fue horripilante.
Se lograba ver a nuevo personal manejando las instalaciones, Dana aún se
encontraba ahí dirigiendo todo, la toma paso a un submarino que se encontraba
ya en el suelo del rio observando las piedras detenidamente, de pronto se
volvió a repetir el incidente de la ocasión anterior, solo que esta vez el
hombre infame apareció dentro del submarino, los operadores obviamente trataron
de defenderse pero el video se corta y
la toma vuelve a la sala de control donde todos están conmocionados y tratan
desesperadamente de comunicarse con el submarino, al mismo tiempo se ve a Dana
y a otro individuo salir corriendo de la sala de control mientras el submarino
llegaba a su lugar de origen, dentro del submarino estaba aquel ser tan abismal
salido de las profundidades, se acercó con una lentitud extrema a los dos
científicos que quedaban, cuando estuvo frente a ellos alzo ambos brazos, los
tomo por la cabeza y como si fuera una grotesca aspiradora los absorbió hasta
desaparecerlos y con la misma rapidez los desecho llenando toda la sala de
control con sus restos licuados. El hombre se disponía a salir de la sala de
control pero desapareció dejando la sala de control vacía exceptuando los
restos orgánicos que ahora abrazaban aquellas paredes.
Blaud quedo tan boquiabierto que parecía que la quijada se le caería hasta
el suelo, por su parte Abel lo jalaba del brazo para que corriera y se fueran
de ahí lo más rápido posible.
- ¡Vámonos de aquí!
- ¡Pero tengo que salvar a Dana!
-Estoy seguro de que ella ya no está aquí, se vio claro que salió corriendo
al momento de que apareció ese tipo.
Su conversación se vio acallada cuando de la sala de control salió un
sonido sordo como el de un cohete estallando en un lugar cerrado, voltearon de
inmediato solo para ver al infame hombre gris atrás de ellos viéndolos con
gesto aburrido, de pronto apareció Dana al frente de ellos y les exclamo con
firmeza.
-¡Corran! ¡Corran! No podemos quedarnos aquí, traten de llegar al tren y
salgamos de aquí
Al decir esto el hombre gris hizo una mueca de repudio y se derritió convirtiendo su cuerpo en largos tentáculos
que los perseguían a gran velocidad. Corrieron horrorizados con los grotescos tentáculos
detrás de sus espaldas pero al llegar a la estación el tren había desaparecido
y el cuarto estaba en tinieblas, se guiaron por la luz que provenía del túnel,
corrieron y corrieron a través del túnel.
Y entonces Abel recordó su sueño, era exactamente igual, corrían por un
pasillo largo e infinito que lo único que ofrecía era la mórbida luz de unas lámparas
funestas, que más que un alivio representaban un infame destino de muerte a
manos del hombre grisáceo.
Naturalmente Abel ya sabía que Dana caería y seria vejada por la maldita criatura
aun así Abel quiso prevenir a Dana pero fue imposible, en menos de lo que
hubiera esperado Dana cayo y fue alcanzada por el tentáculo que la tomo de la
cabeza la alzo como si de una muñeca se tratara, le introdujo otro tentáculo que
iba llegando a la escena directo en el estómago, le inyecto algo a una
velocidad tan alta que su cuerpo se inflamo y entre sollozos Dana estallo y
quedo esparcida en las paredes del túnel, Abel y Blaud corrieron aún más rápido
totalmente dominados por el pánico, estaban ganando terreno pero en ese momento
el infame hedor volvió intensificado a tal grado que a Abel le sangro la nariz
prominentemente mientras corría y Blaud finalmente cayo desmayado, Abel se
detuvo a tratar de ayudar a su amigo pero los tentáculos le dieron alcance en
un pestañear, el tentáculo penetro el cráneo de Blaud y lo dreno en menos de un
segundo, Abel se quedó pasmado al ver a su amigo morir, cerró los ojos y espero
a ser abrazado por la peste de las profundidades.